(Zihuatanejo, Gro., a 06 de septiembre de 2018).-El propietario del restaurante Arena, ubicado en la playa La Ropa, en este puerto, Carlos Gutiérrez Farías, denunció que continúa la descarga directa de aguas negras sin tratar al estero de este balneario; dijo que los trabajadores de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Zihuatanejo, (CAPAZ), no han podido encontrar el lugar exacto de la falla y ahora, por indicaciones de sus jefes inmediatos, tienen órdenes de revisar tanto su red de drenaje como la del restaurante vecino para descartar que sean ambos negocios los responsables de la contaminación a ese médano.
El lunes de esta semana, Gutiérrez Farías, a nombre de sus compañeros restauranteros denunció que luego de la fuerte lluvia del lunes 28 y la madrugada del martes 29 de agosto, colapsó un tubo de drenaje que atraviesa el estero que se ubica en este lugar y que la CAPAZ, no ha solucionado el desperfecto, el cual impacta de manera directa en el ecosistema del médano, así como en la bahía y los negocios turísticos cercanos.
Ayer miércoles, vía telefónica, el empresario restaurantero manifestó que continúa la descarga de las aguas negras, pero que “ahora le pusieron algo para que no se huela la pestilencia; ya no huele, pero el agua sigue llegando a la bahía completamente cruda; otra de las nuevas es que vinieron trabajadores de la CAPAZ a decirme que como no encuentran el lugar exacto donde está ocurriendo la descarga, sus jefes les ordenaron que se fijaran a ver si mi negocio o el restaurante Manglar, que está al otro lado, somos los que estamos contaminando, ahora nos la quieren voltear”.
“Los trabajadores platicaron conmigo y me dijeron que no puede ser ninguno de los dos negocios porque la cantidad de agua que se está descargando es como de unos 50 restaurantes, entonces piensan que puede ser que se trate de las aguas negras del cárcamo de rebombeo de la playa Las Gatas que vienen a dar a la planta de tratamiento de La Ropa, pero no están seguros porque necesitan maquinaria para entrar al estero y no la tienen”.
Gutiérrez Farías aseguró que esta situación ya empezó a repercutir económicamente “en todos los restaurantes de la playa, se nos va la gente porque ven la descarga de las aguas negras directamente a la bahía, prefieren irse a otro lugar”, lamentó.
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